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11 marzo, 2021 Dudas

La apoplejía es un accidente cerebrovascular o ataque cerebral que sucede cuando se detiene el flujo sanguíneo del cerebro. Al no poder recibir el oxígeno y nutrientes que necesitan, las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Esto puede causar un daño severo al cerebro, discapacidad permanente e incluso la muerte. El tratamiento oportuno y a tiempo puede salvar la vida y aumentar la posibilidad de una rehabilitación y recuperación exitosa.

La prevalencia de la apoplejía es elevada, especialmente en personas de edad avanzada. Por ello, es importante conocer sus síntomas y sus factores de riesgo que te contamos a continuación.

Factores de riesgo para sufrir apoplejía 

Existen numerosos factores de riesgo para sufrir apoplejía. Por una parte están los factores de riesgo no modificables, que engloban la edad, el sexo o los antecedentes familiares.

A partir de los 55 años, se duplica el riesgo de padecerla con cada 10 años que pasan. Además, hay una mayor incidencia en hombres que en mujeres. También cabe destacar que si algún familiar ha sufrido apoplejía, incrementa la posibilidad de que ocurra.

Sin embargo, también existen factores de riesgo que sí son modificables:

  • Hipertensión arterial. Es el trastorno vascular más frecuente y su incidencia también aumenta con la edad. Las cifras normales de tensión arterial son de 130/80 mmHg. Para controlar mejor la presión arterial y reducir el riesgo de apoplejía, debemos limitar el consumo de sal a 2 gramos al día.
  • Ser fumador. El tabaco se relaciona con un efecto nocivo directo para las arterias y aunque cada vez más personas dejan de fumar, las cifras siguen siendo elevadas.
  • Tener el colesterol alto. Las cifras de colesterol por encima de 200 mg/dL se relacionan con problemas de ateroesclerosis y con un mayor riesgo de obstrucción arterial. Por ello, es esencial cuidar la dieta y reducir el consumo de grasas, especialmente saturadas.
  • Ser una persona sedentaria. Se recomienda, como mínimo, caminar media hora al día, cinco días a la semana.
  • El estrés también es un importante factor de riesgo cardiovascular.
  • La diabetes se considera determinante y hay que controlarla mediante tratamiento.
  • El consumo de alcohol o drogas ilegales.

Síntomas de la apoplejía y cómo identificarlos                                     

Los síntomas del accidente cerebrovascular o conocido comúnmente como apoplejía ocurren a menudo rápidamente pero pueden identificarse  porque incluyen:

  • Entumecimiento o debilidad repentina de la cara, brazo o la pierna (especialmente a un lado del cuerpo)
  • Confusión repentina, dificultad para hablar o para entender el habla. 
  • Problemas repentinos para ver con uno o ambos ojos
  • Dificultad repentina para caminar, mareos, pérdida del equilibrio o coordinación
  • Dolor de cabeza severo y repentino sin causa conocida

No obstante, hay ocasiones en las que se puede presentar de baja intensidad y de corta duración, por lo que puede pasar desapercibida. Puede ocurrir y sólo sentir debilidad muscular sutil o pequeños episodios de desorientación o amnesia.

¿Qué tratamiento seguir para la apoplejía?

Para este tipo de accidente cerebrovascular, el mejor tratamiento es la prevención. Te recomendamos que acudas a un cardiólogo para que te realice un chequeo médico y te ayude a controlar los factores de riesgo modificables.

No obstante, si sientes alguna vez los síntomas que hemos comentado, es vital que acudas de manera precoz a urgencias, ya que durante las primeras horas tras el episodio, es más probable recuperar las funciones afectadas.

En cambio, si ya has sufrido un episodio de apoplejía o sufres cualquier otra enfermedad cardiovascular, es importante que un cardiólogo estudie tu caso, te asigne un tratamiento adecuado y te acompañe en el proceso. Si lo deseas, puedes pedir cita conmigo en la consulta de Alicante o de Benidorm.


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4 febrero, 2021 Dudas

La apnea del sueño o SAHS es una enfermedad respiratoria crónica frecuente que afecta a entre 1.200.000 y 2.150.000 en España. Este trastorno consiste en la obstrucción al paso del aire durante el sueño, lo que provoca ronquidos, interrupciones respiratorias y sueño intranquilo, que produce en el paciente la sensación de no descansar y tener somnolencia durante el día.

Aunque se trata de una afección muy común, más del 80% de personas que lo padecen no están diagnosticadas. Lo más frecuente es que sea la familia la que detecta irregularidades en el sueño, al escuchar ronquidos cada vez más intensos. No obstante, es importante conocer que el síndrome de apneas del sueño aumenta el riesgo cardiovascular debido a que, al dejar de respirar durante el sueño, baja el nivel de oxígeno en la sangre, lo que produce estrés en el corazón y afecta a todo el organismo. 

La apnea del sueño se asocia a hipertensión arterial durante la noche y a un aumento del riesgo cardiovascular asociado a esta en el futuro. Muchas personas que pueden parecer normotensas durante el día sufren una elevación de la presión arterial durante la noche.

Hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares o arritmias son algunas de las enfermedades que puede provocar la apnea del sueño no controlada. Según algunos estudios, las mujeres con SAHS tienen un riesgo 3,5 veces más elevado de padecer una enfermedad del corazón, mientras que el riesgo en los hombres es entre 4 y 5 veces superior.

¿Por qué las personas con apnea del sueño sufren una elevación de la presión arterial durante la noche?

Cuando las personas respiran con normalidad mientras duermen, el sistema nervioso simpático se relaja y la presión arterial desciende durante la noche. En cambio, en los pacientes con apnea, el sistema nervioso simpático permanece activo durante la noche, este no se relaja y la presión arterial no desciende e incluso sube. 

La relación de la apnea del sueño con la hipertensión arterial es conocida desde hace varios años y actualmente se reconoce como la principal causa de hipertensión arterial secundaria. Estas dos enfermedades están muy relacionadas entre sí. En los pacientes que padecen Hipertensión, entre un 30-50% también tiene apnea del sueño. Y en pacientes con hipertensión ese número alcanza el 83%.

Afortunadamente, el tratamiento de la apnea del sueño con una mascarilla que aporta presión positiva durante la noche, llamada CPAP, ha demostrado que ayuda a controlar los niveles de tensión arterial de manera significativa, especialmente durante las horas de sueño. 

¿Qué deben hacer los pacientes que sufran de apneas del sueño para evitar sufrir una enfermedad cardiovascular?

  • Controlar el sobrepreso que es uno de los mayores factores de riesgo en esta enfermedad y una de las que más contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
  • No consumir bebidas alcohólicas, sedantes o relajantes musculares ya que pueden provocar una obstrucción mayor en las vías respiratorias.
  • Realizar chequeos periódicos con un cardiólogo para detectar anomalías.

En salud y en medicina, la clave se encuentra en la prevención; por lo que si ya padeces el síndrome de la apnea del sueño, es muy recomendable que además de tu médico habitual, un especialista en cardiología conozca tu caso, revise tu salud cardiovascular y te realice las recomendaciones necesarias para una vida sana y segura. 


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29 diciembre, 2020 Dudas

El Síndrome de Brugada es un trastorno genético del sistema eléctrico del corazón. Por lo general, las personas afectadas nacen con el síndrome pero no saben que lo sufren hasta la tercera o cuarta década de su vida. Algunos síntomas que puede presentar esta enfermedad son el síncope (pérdida de conocimiento), palpitaciones o en el peor de los casos, muerte súbita cardíaca.

¿Cuáles son las causas principales del Síndrome de Brugada?

El corazón funciona por impulsos eléctricos que se transmiten por todos los tejidos del músculo cardíaco, gracias a la presencia de moléculas llamadas canales iónicos. Las personas que padecen el Síndrome de Brugada tienen un defecto en uno de esos canales iónicos y este puede provocar una alteración muy peligrosa en el ritmo cardíaco, llamada fibrilación ventricular, que consiste en que los latidos van mucho más rápidos y desorganizados y pueden llegar a 300 por minuto. 

Esta desorganización en los latidos del corazón, hacen que el corazón bombee muy poca sangre al cerebro y al resto del cuerpo; y son potencialmente mortales. 

Factores de riesgo, signos y síntomas del Síndrome de Brugada

Esta enfermedad cardíaca, por lo general es hereditaria pero en algunos casos, ciertos trastornos hormonales o el consumo de cocaína pueden reproducir sus síntomas. 

Esta dolencia es más frecuente en hombres que en mujeres y se suele diagnosticar en adultos, entre los 25 y 55 años. Algunos síntomas que pueden presentarse son desvanecimientos, latidos irregulares (arritmias) o palpitaciones y en el peor de los casos, puede derivar en un paro cardíaco repentino, por lo que es muy importante controlarla. 

¿Cuál es el diagnóstico y qué tratamiento tiene el Síndrome de Brugada?

Si el cardiólogo piensa que puedes tener esta enfermedad del corazón, puede realizar las siguientes pruebas:

  • Un electrocardiograma (ECG) que le permitirá analizar las corrientes eléctricas y la sintonía y frecuencia de los latidos del corazón. El cardiólogo buscará un cierto tipo de arritmia, llamado Signo de Brugada y es probable que tenga que repetir varias veces esta prueba hasta que este tipo de anomalía sea más obvia.
  • Estudios electrofisiológicos (EEF), se realiza este estudio cuando el paciente tiene Signo de Brugada pero no ha presentado otros síntomas. Esta prueba consiste en realizar un cateterismo y por esta vía, el cardiólogo transmite un mapa de impulsos eléctricos del corazón, con el fin de averiguar el tipo de arritmia que padece y cuál es su origen. 

¿Tiene tratamiento el Síndrome de Brugada?

Si el cardiólogo diagnostica Síndrome de Brugada, el tratamiento será la colocación de un desfibrilador cardioversor implantable que monitoriza el ritmo cardíaco y envía choques eléctricos cuando sea necesario controlar los latidos anómalos. 

Los pacientes que sufren esta dolencia pueden llevar una vida normal pero es importante diagnosticarla y tratarla, para ello el chequeo cardiológico es imprescindible, así como el seguimiento por parte de un especialista en cardiología.

Si presentas cualquier síntoma o quieres realizarte un chequeo de prevención puedes visitarnos en nuestras consultas de Alicante y Benidorm y te ayudaremos. 


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30 noviembre, 2020 Dudas

La práctica de sexo es beneficiosa para nuestra salud ya que es un ejercicio aeróbico que favorece la quema de calorías; además disminuye el estrés, favorece la salud emocional y reduce las probabilidades de sufrir un infarto, según la Fundación Española del Corazón (FEC).

Sin embargo, en personas que padecen una cardiopatía es frecuente que surjan dudas sobre la actividad sexual que pueden practicar y su frecuencia. Es importante recordar en estos casos que pueden mantener una vida íntima normal siempre y cuando sus médicos especialistas en cardiología no les hayan recomendado lo contrario, sigan unos controles periódicos y mantengan la medicación adecuada; ya que padecer una enfermedad cardiovascular, no significa no poder tener una vida sexual plena.

Factores que influyen en las relaciones sexuales tras un infarto

Es frecuente que después de un infarto u otra afección cardiológica existan factores psicológicos que pueden afectar a la sexualidad como:

  • Ansiedad o depresión
  • Pérdida de la líbido o deseo sexual
  • Miedo a realizar un esfuerzo

Sin embargo, hay que tener en cuenta que como norma, después de este tipo de lesiones, el consejo médico habrá sido evitar esfuerzos físicos por unos días o semanas, de acuerdo al tipo de afección y gravedad. Sin embargo, pasado este tiempo de reposo, tu cardiólogo podrá realizar una valoración determinando el estado de la enfermedad y si es necesario, valorará tu capacidad para hacer esfuerzos (mediante una prueba de esfuerzo, por ejemplo).

Disfunción sexual provocada por un infarto de miocardio

La disfunción sexual es la incapacidad para tener relaciones sexuales satisfactorias y aunque en el hombre esté más difundida, también en la mujer está presente.

En el caso de los hombres, la disfunción sexual puede presentarse en pacientes con cardiopatías y llega a afectar a los vasos sanguíneos que irrigan los órganos sexuales impidiendo la erección. En el caso de las mujeres la falta de apetito sexual suele ser la principal alteración. 

Tanto para hombres como para mujeres, existen varias vías de tratamiento como fármacos u otras técnicas practicadas por especialistas que pueden lograr una vuelta a la normalidad.

Tras un infarto puedes disfrutar de una vida sexual plena

En definitiva, si has sufrido un infarto puedes disfrutar de una vida sexual sana y satisfecha siempre bajo el consejo de tu cardiólogo, siguiendo sus indicaciones y una vez realice las pruebas necesarias.

Además si la cardiopatía ha derivado en un problema físico de carácter sexual, como puede ser la disfunción eréctil, el especialista puede aconsejarte y recetar medicamentos para solucionar esta dificultad.

Recuerda que disfrutar de una actividad sexual saludable es beneficioso para la salud, además de ser una necesidad física básica. Si has sufrido un infarto y tienes dudas sobre la sexualidad y tu salud cardiovascular puedes visitarnos en nuestras consultas de Alicante o Benidorm y te ayudaremos.


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13 octubre, 2020 Dudas

La diabetes es una enfermedad crónica que se origina porque el páncreas no puede fabricar la insulina que el cuerpo humano necesita, o bien la elabora en una cantidad menor o no es capaz de utilizarla de forma eficaz. Además de otras dolencias, quienes padecen este trastorno tienen más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. 

Los niveles altos de glucosa de forma continua en la sangre pueden dañar órganos del cuerpo como el corazón, los vasos sanguíneos (acelerando el proceso de arteriosclerosis), los ojos y los riñones. Es por esto que las personas con diabetes tienen un riesgo más alto de padecer una enfermedad cardiovascular como angina de pecho, infarto agudo de miocardio y la muerte cardiaca súbita, principales causas de muerte en personas con esta patología.

El tratamiento de la diabetes puede ayudar a reducir estas complicaciones del corazón. Por ello, para disminuir los riesgos, se deben tomar medidas dirigidas a mantener los marcadores básicos de salud dentro de los límites deseados:

  • Presión arterial. La presión arterial alta obliga al corazón a realizar un sobreesfuerzo (entre 120 de presión sistólica y 80 de presión diastólica).
  • Nivel de hemoglobina glicosilada. Nos indica el promedio de glucosa en sangre en los últimos tres meses (menor al 5,7%).
  • Colesterol. Un nivel alto de triglicéridos aumenta el riesgo de un ataque al corazón o derrame (Menos de 100 mg/dL es el nivel óptimo).

Síntomas de la diabetes y tratamiento

La elevación de los niveles de azúcar en sangre es responsable de los síntomas típicos de la diabetes. Los síntomas que suelen tener los pacientes son los siguientes:

  • Tener mucha sed.
  • Tener mucha hambre.
  • Necesidad de orinar con mucha frecuencia.
  • También suele aparecer debilidad corporal, pérdida de peso y molestias digestivas. 

En cuanto al tratamiento, la diabetes de tipo 1 es mediante la administración de insulina durante toda la vida del paciente. La diabetes tipo 2, puede no presentar síntomas durante años y diagnosticarse de forma casual. Su forma de tratamiento puede empezar por una dieta y ejercicios cardiosaludables y si esto no basta, el médico recetará antidiabéticos orales. En caso de no ser suficiente, será necesaria la inyección de insulina.

Cómo prevenir los riesgos cardiovasculares en personas diabéticas

Las recomendaciones de la Fundación Española del Corazón para prevenir los riesgos cardiovasculares en personas con diabetes tipo 2 son:

  • Practica actividad física de forma continuada.
  • Controlar los demás factores de riesgo cardiovascular, especialmente hipertensión, tabaquismo y colesterol.
  • Si eres obeso, perder peso.
  • Controlar la glucemia (glucosa en sangre).
  • La identificación precoz de diabéticos con enfermedad cardiovascular (cuando están aún asintomáticos) es la mejor táctica para reducir las complicaciones y mortalidad por esta causa.
  • Mantener buen nivel de presión arterial: TA<130/80 mmHg.
  • Objetivos de control de colesterol:
    • LDL
    • HDL>50 mg/dl y triglicéridos

Estas pautas unidas a una alimentación saludable son fundamentales para reducir los riesgos a desarrollar complicaciones derivadas de la diabetes. Asimismo, las personas con predisposición genética a la diabetes tipo 2 deben prestar especial atención a estas medidas de prevención y controlar periódicamente sus niveles de glucosa en sangre para evitar el desarrollo de este tipo de dolencia y sus complicaciones.

Si tienes alguno de los síntomas descritos, te recomendamos que consultes con tu médico y si ya sufres de diabetes, mi consejo es que te realices un chequeo rutinario con un cardiólogo. Si lo deseas puedes pedir tu cita aquí.


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4 septiembre, 2020 Dudas

La prueba de esfuerzo es un estudio que se emplea para diagnosticar la enfermedad arterial coronaria mediante la evaluación del estrés físico, en este caso, con ejercicio. No obstante, en las situaciones en las que no es posible realizar actividad física hay algunos fármacos que pueden provocar estrés y así poder realizar el diagnóstico.

Este tipo de prueba suele solicitarse tanto en chequeos rutinarios, en presencia de síntomas que sugieren una cardiopatía o cuando se va a realizar una actividad deportiva de alta intensidad

Se trata de una prueba médica con un riesgo mínimo y raras veces el paciente sufre mareos, caídas o irregularidades en los latidos cardiacos. Solo en caso de que exista una enfermedad importante en el corazón, el paciente podría experimentar arritmias graves, síncope o dolor fuerte en el pecho, por tanto se trata de una prueba segura si se realiza con personal especializado.

¿En qué casos debe realizarse una prueba de esfuerzo?

  • Pacientes con dolor de pecho, ya que podría tratarse de una enfermedad cardiaca. Bien sea con fines diagnósticos porque el dolor aparece a causa de un esfuerzo o para pronosticar, en caso de que ya se haya diagnosticado previamente una enfermedad coronaria.
  • Personas con hipertensión arterial porque la prueba permite establecer el comportamiento de la tensión arterial en estrés que normalmente tiene que elevarse hasta ciertos niveles.
  • Personas a las que les falte el aire mientras realizan algún tipo de esfuerzo, un síntoma habitual que a veces se relaciona con la mala adaptación a un tipo de ejercicio y en algunos casos puede ser síntoma de algunas cardiopatías.
  • Pacientes que tengan el pulso lento, palpitaciones o trastornos del ritmo cardíaco en general. 
  • Personas sin una enfermedad aparente pero con riesgos de padecer una cardiopatía (diabetes, colesterol, antecedentes familiares, etc.), como chequeo médico rutinario o si van a realizar una actividad deportiva intensa.

¿Quién no puede realizarse una prueba de esfuerzo?

  • Aquellos pacientes que no puedan realizar ejercicio físico.
  • Que hayan presentado síntomas sugestivos de angina en reposo en las 48 horas previas a la prueba (dolor de pecho, opresión, etc.)
  • Personas con fiebre, anemia o arritmia no controlada, entre otras dolencias.

Preparación de la prueba de esfuerzo y procedimiento

Los pacientes deben acudir a la consulta con ropa y calzado cómodo que sea apta para el ejercicio físico. Se deben evitar comidas pesadas antes de realizar el esfuerzo pero no es necesario acudir en ayunas y si tomas algún tipo de medicación no debes interrumpir el tratamiento, a no ser que se te indique expresamente.

En la prueba de esfuerzo, el paciente realizará ejercicio físico en una cinta de correr o en una bicicleta estática, se le colocan electrodos, como en un electrocardiograma convencional y un medidor de la tensión arterial. El especialista le irá indicando al paciente cómo debe ir realizando el esfuerzo, siempre de forma progresiva y aumentando lentamente la intensidad y terminando con una fase de desaceleración para la recuperación.

Si deseas realizarte una prueba de esfuerzo puedes acudir a nuestra clínica, solicitando aquí tu cita.  


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7 agosto, 2020 Dudas

La hipertensión pulmonar es un aumento en la presión en las arterias de los pulmones. Es una afección seria porque los vasos sanguíneos que transportan la sangre del corazón a los pulmones se estrechan y se endurecen y por tanto, el corazón debe hacer un mayor esfuerzo para bombear la sangre. Esto provoca que el corazón se debilite, no pueda cumplir correctamente su función y así desarrollar una insuficiencia cardiaca. 

Diagnosticar la hipertensión de forma precoz puede resultar difícil porque es una enfermedad silenciosa, ya que en la mayoría de ocasiones no se detecta en una exploración física rutinaria. Además los signos y síntomas pueden confundirse con otras enfermedades cardíacas o pulmonares, por lo que aunque la hipertensión pulmonar esté avanzada puede ser complicado que se manifieste como tal. Muchos pacientes acuden a su cardiólogo cuando la enfermedad ha evolucionado durante varios años sin tratamiento y esto puede tener consecuencias muy graves.

Para diagnosticar la hipertensión pulmonar, el médico tendrá que revisar tu historia clínica y antecedentes familiares y pedirá varias pruebas para evaluar la gravedad y averiguar su causa. 

Pruebas para detectar hipertensión pulmonar 

  • Análisis de sangre para verificar si existen sustancias que podrían mostrar que tienes hipertensión pulmonar. Además mediante el análisis de sangre también se puede averiguar si hay otras enfermedades que puedan estar provocando esta afección.
  • Electrocardiograma para ver los patrones eléctricos del corazón y detectar ritmos anormales. Además un especialista en cardiología puede visualizar si hay signos de agrandamiento o distensión del ventrículo derecho.
  • Ecocardiograma que puede ayudar al médico a verificar el tamaño y funcionamiento del ventrículo derecho y el espesor de la pared del mismo. También puede mostrar cómo están funcionando las válvulas cardíacas y medir la presión de las arterias pulmonares.
  • Cateterismo cardiaco derecho que puede ayudar a determinar si existe hipertensión pulmonar y determinar la gravedad. Ayuda al cardiólogo a medir directamente la presión en las principales arterias pulmonares y en el ventrículo derecho a través de una vena en el cuello o en la ingle. También se utiliza para ver el efecto que pueden tener algunos medicamentos en la hipertensión pulmonar.
  • Radiografía de tórax que puede mostrar el agrandamiento del ventrículo derecho del corazón o de las arterias pulmonares que suele producirse cuando existe hipertensión pulmonar.

Estas son las pruebas más comunes que puede solicitar el especialista en cardiología para detectar hipertensión pulmonar. Sin embargo, existen otras pruebas adicionales que el médico puede solicitar para verificar el estado de los pulmones y las arterias pulmonares y determinar así la causa. Como por ejemplo:

  • Exploración por tomografía computarizada (TC)
  • Imágenes por resonancia magnética (RM)
  • Prueba de la función pulmonar
  • Polisomnografía
  • Exploración por ventilación/perfusión
  • Biopsia a pulmón abierto

Además si un miembro de la familia ha tenido hipertensión pulmonar, el médico podría analizar tus genes asociados y así detectar una misma mutación genética en otros familiares. 

¿Qué tratamientos existen para la hipertensión pulmonar?

Es una enfermedad que se puede controlar pero no curar. Sin embargo, el tratamiento puede ayudar a mejorar los síntomas y frenar su avance. A menudo, los tratamientos requieren de un seguimiento médico extenso y es posible que el especialista te recomiende cambiarlo si ya no es eficaz. Algunos tratamientos que existen en la actualidad para la hipertensión pulmonar son los siguientes:

  • Dilatadores de los vasos sanguíneos (vasodilatadores) para abrir los vasos sanguíneos estrechados. 
  • Antagonistas de los receptores de la endotelina que es la sustancia que estrecha los vasos sanguíneos.
  • Sildenafil y Tadalafil que abren los vasos sanguíneos de los pulmones para permitir que la sangre fluya con mayor facilidad. 
  • Diuréticos para eliminar líquidos del cuerpo y reducir el trabajo que tiene que hacer el corazón. 
  • Anticoagulantes para prevenir los coágulos sanguíneos en las pequeñas arterias pulmonares. 
  • Digoxina que puede ayudar a que el corazón lata más fuerte y bombee más sangre. 
  • Oxígeno puro especialmente si vives en zonas de altitud elevada o tienes apnea del sueño. 
  • Dosis alta de bloqueantes de los canales de calcio para ayudar a relajar los músculos en las paredes de los vasos sanguíneos.
  • Estimulador de la guanilato ciclasa soluble (SGC) que ayudan a relajar las arterias pulmonares y a disminuir la presión en las arterias. 

Si los medicamentos no logran controlar la hipertensión pulmonar existen cirugías para aliviar la presión del lado derecho del corazón como la septostomía auricular. Un trasplante de corazón o pulmón será una opción viable para las personas más jóvenes que tienen hipertensión arterial pulmonar idiopática.


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7 julio, 2020 Dudas

La cardiopatía isquémica es la enfermedad provocada por la arteriosclerosis de las arterias coronarias, es decir, las que se encargan de proporcionar sangre al músculo cardiaco (miocardio). La arteriosclerosis coronaria es un proceso lento de formación de colágeno, acumulación de grasas y células inflamatorias (linfocitos). Estos tres procesos provocan el estrechamiento (estenosis) de las arterias coronarias. 

El proceso empieza desde los primeros años de vida, pero no presenta síntomas hasta que el estrechamiento de la arteria coronaria se hace tan grave que causa un desajuste entre el aporte de oxígeno al miocardio y sus necesidades. 

Existen ciertas asociaciones que nos permiten predecir que unas personas tienen más predisposición que otras a padecer un infarto de miocardio. De ahí se deriva el concepto de «factores de riesgo».

Por tanto, los factores de riesgo cardiovascular están ligados con características personales, estilo de vida o problemas de salud de cada persona que pueden dañar las arterias y causar arteriosclerosis. Algunos de estos factores no se pueden modificar, como la edad o el sexo, pero hay que prestar una atención especial a la prevención y control del resto de ellos. 

 

Mayor número de factores de riesgo, más probabilidades de enfermar

El abordaje a los factores de riesgo de la cardiopatía isquémica debe basarse no en uno en concreto, sino en la modificación del perfil de riesgo mediante una estrategia combinada que, en definitiva, suponga un cambio en las rutinas y en el estilo de vida.

La presencia de los principales factores de riesgo no significa que se vaya a padecer de forma inexorable una enfermedad coronaria, así como la ausencia de ellos no es garantía de inmunidad; pero sí es cierto que a mayor número de factores de riesgo, más probabilidades hay de enfermar.  En cualquier caso, si se modifican los factores de riesgo, se puede reducir la posibilidad de infarto.

 

Factores de riesgo de cardiopatía isquémica

Los factores de riesgo para la cardiopatía isquémica, en concreto, y la enfermedad vascular, en general, son:

  • Edad. El riesgo de sufrir un infarto aumenta con la edad y de forma significativa en los hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55 años. Esta diferencia de edad entre hombres y mujeres se debe a la influencia que tienen las hormonas.
  • Factores genéticos. Se debe tener en cuenta si el infarto ha sucedido en hombres menores de 55 años o mujeres menores de 65 años. Si el familiar ha tenido un infarto más mayor, es posible que sea más debido a la edad que a un componente genético.
  • Hipertensión. La tensión arterial alta causa daños en la pared de las arterias, y puede acelerar la aterosclerosis. 
  • Fumar. Incrementa de forma muy significativa el riesgo de padecer un infarto. Es uno de los factores de riesgo más frecuentes y, a la vez, más evitable.
  • Diabetes. El aumento de los niveles de azúcar (glucosa) en sangre se ha relacionado con mayor riesgo de infarto. Es importante tener un buen control del azúcar en sangre, mediante un tratamiento con pastillas o con insulina. 
  • Hipercolesterolemia. Se deben controlar los niveles de grasas que hay en la sangre mediante una analítica. La elevación del colesterol de tipo LDL (colesterol “malo”) o de los triglicéridos, se han relacionado con mayor riesgo de enfermedad coronaria. Sin embargo, el colesterol HDL (colesterol “bueno”), protege frente a un infarto. Una alimentación sana es fundamental.
  • Sedentarismo y obesidad. El sedentarismo se relaciona con mayor índice de obesidad, hipertensión arterial y un peor control de la diabetes y del colesterol. La actividad física continuada aporta muchos beneficios sobre el control de estos factores de riesgo.
  • Estrés o angustia. A largo plazo pueden causar un daño sobre las arterias.
  • Drogas. La cocaína o las anfetaminas, entre otras, pueden alterar el funcionamiento de las arterias y provocar un espasmo. En este caso, la arteria se contrae y no deja pasar la sangre. El consumo de cocaína es una causa frecuente de infarto, especialmente en población joven.
  • Otras enfermedades. La preeclampsia durante el embarazo o la presencia de enfermedades autoinmunes pueden incrementar el riesgo de sufrir un infarto a lo largo de los años.

 

Medidas de prevención para la cardiopatía isquémica

  • Controla tu presión arterial.
  • Mantén tus niveles de colesterol y triglicéridos bajo control.
  • Mantén un peso estable y saludable.
  • Aliméntate con una dieta saludable y limita las grasas saturadas.
  • Haz ejercicio de forma regular.
  • Limita el consumo de alcohol
  • No fumes.
  • Controla el estrés.
  • Asegúrate de dormir lo suficiente.

 


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8 junio, 2020 Dudas

La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes arteriales. La forma de saber si tiene presión arterial alta (HTA o hipertensión) es analizar su presión arterial. Ésta se registra como dos números:

  • Presión arterial sistólica (el primer número): indica cuánta presión ejerce su sangre contra las paredes de las arterias cuando el corazón late.
  • Presión arterial diastólica (el segundo número): indica cuánta presión ejerce su sangre contra las paredes de las arterias cuando el corazón se relaja y descansa entre latidos.

La presión arterial normal para adultos se define como una presión sistólica de menos de 120 y una presión diastólica de menos de 80. Esto se indica como 120/80.

La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, normalmente se define como 130 o más para el primer número, u 80 o más para el segundo número.

Cómo afecta la hipertensión al corazón

La presión arterial alta aumenta la carga de trabajo del corazón y los vasos sanguíneos, haciéndolos trabajar más duro y con menos eficiencia.

Cuando la hipertensión es persistente, el corazón se agranda y aumenta de tamaño y sus paredes se engrosan porque tiene que trabajar con más fuerza para bombear la sangre. Esta situación lleva a lo que denominamos cardiopatía hipertensiva. Las paredes engrosadas son más rígidas que las normales. Por consiguiente, las cavidades del corazón no se expanden de forma normal y es más difícil que se llenen de sangre, lo que ocasiona un aumento adicional de la carga del corazón. Estas alteraciones del corazón pueden provocar arritmias, insuficiencia cardíaca,angina de pecho e hipetrofia del ventrículo izquierdo.

Cómo afecta la hipertensión a las arterias

La fuerza y ​​la fricción de la presión arterial alta dañan los tejidos de las arterias. A su vez, la hipertensión hace que los vasos sanguíneos sean más propensos a desarrollar endurecimiento de las arterias (ateroesclerosis).

La arterioesclerosis afecta al control corporal de la presión arterial y aumenta el riesgo de hipertensión. En la arterioesclerosis las arterias se vuelven rígidas, lo que impide su dilatación, que permitiría que la presión arterial volviera a niveles normales.

Cuanto más aumenta el daño, más estrecho se vuelve el interior de las arterias, lo que aumenta la presión arterial y, en última instancia, puede conducir a otras afecciones, desde arritmia hasta infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

Causas de la hipertensión arterial

La presión arterial alta es conocida también como “el asesino silencioso”, porque por lo general no suele causar señales de enfermedad que se puedan ver o sentir. Sin embargo, los siguientes factores pueden afectar a la presión arterial:

  • La cantidad de agua y de sal que tiene en el cuerpo.

El consumo excesivo de sal afecta a un mecanismo de seguridad en el cerebro, que impide que la presión arterial se eleve. La sal en exceso desregula este mecanismo, liberando una gran cantidad de una hormona antidiurética, la vasopresina, que causa el aumento de la presión arterial. Por tanto, el exceso de sal produce un atrapamiento de agua.

La presión arterial también puede aumentar si se incrementa el aporte de líquidos al sistema circulatorio; esto se produce cuando los riñones funcionan mal (insuficiencia renal) y no son capaces de eliminar suficiente sal y agua. El resultado es que el volumen de sangre aumenta y, en consecuencia, aumenta la presión arterial.

  • El estado de los riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos.

El sistema nervioso simpático, que forma parte del sistema nervioso autónomo, es el responsable de aumentar temporalmente la presión arterial cuando el organismo reacciona frente a una amenaza.

Por otro lado, los riñones filtran el exceso de líquido y desechos de la sangre. Para este proceso es necesario que los vasos sanguíneos estén sanos. La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos que se encuentran en los riñones y que conducen a ellos y por tanto empeorando la insuficiencia renal.

  • Los niveles hormonales.

El sistema nervioso simpático también produce la liberación de las hormonas adrenalina (epinefrina) y noradrenalina (norepinefrina), que estimulan el corazón y los vasos sanguíneos.

Perfil de la persona hipertensa

Algunas personas tienen mayor probabilidad de desarrollar presión arterial alta debido a los siguientes factores de riesgo:

  • Edad. La probabilidad de tener presión arterial alta aumenta a medida que una persona envejece.
  • Género. Antes de los 55 años de edad, los hombres tienen mayor probabilidad de tener presión arterial alta. Las mujeres tienen más posibilidad de tener presión arterial alta después de la menopausia.
  • Historial familiar. La presión arterial alta tiende a ser congénita en algunas familias.

La hipertensión arterial grave o de larga duración no tratada puede producir síntomas, ya que puede causar daños en el cerebro, los ojos, el corazón y los riñones, así como también puede causar dificultades para respirar cuando una persona hace actividades físicas o ejercicios livianos.

La presión arterial se puede controlar por medio de cambios en el estilo de vida y medicamentos. No obstante el diagnóstico de hipertensión arterial debe confirmarse con un profesional médico.


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12 mayo, 2020 Dudas

La arritmia es una alteración del ritmo cardíaco que se produce por algún cambio del ritmo sinusal normal o por variaciones inadecuadas de la frecuencia cardíaca. Según la velocidad de frecuencia cardíaca, distinguimos la bradicardia (latidos cardíacos lentos) y la taquicardia (latidos cardíacos rápidos). Mientras que según su origen, las arritmias se clasifican en supraventricular y ventricular.

En este artículo tratamos las arritmias que se originan en las cámaras inferiores del corazón (ventrículos), que suelen ser consideradas de mayor gravedad respecto a aquellas que se originan en las aurículas, ya que pueden interferir con la acción de bombeo del corazón.

Arritmia ventricular

La taquicardia ventricular o TV es causada en su mayoría por un fuerte y único sitio de disparo o circuito en uno de los ventrículos. Generalmente ocurre en personas con problemas estructurales del corazón, como la cicatrización de un infarto cardíaco previo o anormalidades en el músculo cardíaco.

Los impulsos que se inician en los ventrículos producen contracciones ventriculares prematuras que son regulares y rápidas y van desde 100 hasta 250 latidos por minuto. La taquicardia ventricular puede ocurrir en cortos episodios de menos de 30 segundos y produce pocos o ningún síntoma. Sin embargo, las taquicardias ventriculares prolongadas que duran más de 30 segundos requieren tratamiento inmediato para prevenir un paro cardíaco.

Las arritmias o taquicardias ventriculares son habitualmente secundarias a cardiopatías orgánicas o a trastornos iónicos. De forma mucho más excepcional, pueden estar causadas por enfermedades extracardiacas, como el hipertiroidismo.

Causas de la arritmia ventricular

Existen dos tipos de causas fundamentales de las arritmias: las causas adquiridas y las causas congénitas. Por un lado, las causas adquiridas tienen que ver con el daño que nosotros hagamos a nuestro corazón, como la hipertensión arterial, la cual sobrecarga el corazón y hace que este músculo tenga arritmias. Asimismo, también pueden ser causa de arritmias los antecedentes de infarto de miocardio o las cicatrices en el corazón debido a una operación. Por otro lado, las arritmias pueden deberse a problemas congénitos que afectan a la electricidad del corazón.

La taquicardia ventricular presenta una tasa de pulsos de más de 100 latidos por minuto, con al menos 3 latidos cardíacos irregulares consecutivos. Este tipo de arritmia puede presentarse sin una enfermedad cardíaca, o bien puede desarrollarse como una complicación temprana o tardía de un ataque cardíaco.

El tejido cicatrizal se puede formar en el músculo de los ventrículos días, meses o años después del ataque cardíaco, lo que puede llevar a taquicardia ventricular.

La arritmia o taquicardia ventricular puede ocurrir en personas con las siguientes características:

  • Enfermedad del músculo cardíaco.
  • Insuficiencia cardíaca.
  • Cirugía de corazón.
  • Miocarditis.
  • Vasculopatía cardíaca.

La arritmia ventricular también puede ser causada por:

  • Medicamentos antiarrítmicos (utilizados para tratar un ritmo cardíaco anormal).
  • Cambios en la química sanguínea (como un nivel bajo de potasio).
  • Cambios en el pH (ácido-básico).
  • Falta de suficiente oxígeno.

Cómo prevenir la arritmia ventricular

Para prevenir una arritmia ventricular se incluyen los siguientes tratamientos:

  • Ablación con catéter.
  • Medicamentos antiarrítmicos.
  • Desfibrilador cardioversor implantable (DCI).
  • Cirugía a corazón abierto.

Síntomas de la arritmia ventricular

Los episodios breves de arritmia o taquicardia ventricular en algunas personas pueden no causar síntomas. Sin embargo, otras pueden sufrir los siguientes síntomas:

  • Aturdimiento.
  • Mareos.
  • Dificultad para respirar.
  • Dolor en el pecho o angina de pecho.
  • Sensación de que el corazón está acelerado (palpitaciones).
  • Convulsiones.

Los episodios sostenidos o más graves de taquicardia o arritmia ventricular pueden provocar pérdida de conciencia o desmayo e incluso paro cardíaco, más conocido como muerte súbita.

Tratamientos de la arritmia ventricular

La arritmia ventricular puede ser una emergencia médica y puede requerir un diagnóstico urgente y tratamiento inmediato. Su tratamiento depende de la causa de la arritmia y su gravedad.

Para tratar las arritmias es fundamental constatar si hay algún factor predisponente, bien sea una enfermedad o si el paciente es fumador, consume alcohol o tiene la tensión muy alta. Por tanto, es primordial controlar estos factores de riesgo. Asimismo, para el diagnóstico de la arritmia o taquicardia ventricular, puede ser necesario realizar un electrocardiograma o bien pruebas diagnósticas por imágenes cardíacas, pruebas de esfuerzo y pruebas electrofisiológicas.

En cualquier caso, si piensa que puede tener arritmias o presenta algún síntoma de los anteriormente descritos, no dude en consultar con su cardiólogo.



Dr. Luis López - Cardiólogo




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